En la mansión.
Viviana miró de reojo a Lucian, quien permanecía rígido detrás de ella. Con una sonrisa juguetona, le preguntó:
—¿Y bien? ¿Te gusta lo que ves?
Lucian apartó la mirada con torpeza, su expresión de mucha incomodidad.
—Señorita Viviana, le aseguro que no fue mi intención… Solo seguí órdenes del señor Mikel.
—Lo sé. Pero no te pregunté eso. Te pregunté si te parezco atractiva.— Viviana le guiñó un ojo con picardía.
Lucian, con visible nerviosismo, desvió enseguida la mirada.
Ella soltó una risita burlona.
—Mírate… Siempre tan implacable y feroz delante de los demás, pero conmigo pareces un gatito asustado. ¿Cómo puede ser ahhh…?
Levantándose con elegancia, Viviana caminó con calma hacia el baño.
—Tráeme mi bata, voy a darme un baño. Esta tarde viajamos a Valivaria.
Justo cuando estaba por entrar al baño, se detuvo de repente en la puerta y, volteando la cabeza con una sonrisa maliciosa, preguntó:
—¿Vas a acompañarme?
Lucian, al ver el baño detrás de ella, sintió que la san