Viviana levantó la mirada, y sus grandes ojos brillaban con desconcierto mientras miraba a Mikel.
Mikel la besó con mucha pasión: —No hagas eso, me vas a hacer sentir mal.
—¿Te importa que me sienta mal? Tú mandaste a Lucian a la ciudad de Valivaria para investigar mis movimientos, eso está bien, pero ahora sigues dudando de mí. No confías en mí en lo absoluto.
Mikel le acarició el rostro con mucha ternura y delicadeza: —Tienes razón, lo siento. Ahora mismo llamaré a Lucian para que regrese.
Después de decir estas palabras, sacó su celular: —Lucian, vuelve de inmediato.
—¿Ves? Te he hecho caso, ahora sí estarás contenta, ¿verdad?
Viviana se recostó en su pecho: —No es que esté feliz, solo con que hagas lo que te pido, ya me siento satisfecha.
—Siempre dices que he cambiado, pero tú también lo has hecho. Ya no soy tan dependiente de ti como antes, pero ¿podrías dejar de limitarme como lo hacías antes?
—Toda Valivaria sabe que soy tu mujer, no tengo a dónde ir.
Viviana, al decir estas pa