Luna me dijo: —Óscar, ya es bastante tarde, es mejor que regreses pronto.
Sonreí con una risa nerviosa: —Luna, ¿acaso me extrañaste?
—¡No seas tonto! Solo me preocupa que te pase algo. Es tarde, estás herido, ¿y si te cruzas con alguien peligroso? —respondió Luna, claramente preocupada.
—¡No hay nadie peligroso en este lugar… ¡Dios mío! —dije, algo desconcertado.
Luna, al escucharme, preguntó rápidamente: —¿Qué pasa, Óscar? ¿Ha ocurrido algo?
Retrocedí con mucha precaución, las piernas temblándome.
Porque no muy lejos de mí, allí estaba Lucian, con su cabello blanco, mirando fijamente hacia mí con una expresión fría y amenazante.
Estaba completamente aterrorizado. ¿Qué tan mala suerte podía tener?
Justo después de decir que no me encontraría con nadie peligroso, aquí estaba, el tipo malo, frente a mí.
Para colmo de males, este lugar estaba bastante apartado, no había nadie cerca, ni siquiera podía gritar pidiendo ayuda.
No tuve tiempo alguno de decirle ni una sola palabra a Luna, así q