OLIVIA
Él dejó que Sandra me insultara frente a nuestro hijo, pudo haberla detenido y ponerse de mi lado, pero era evidente que ella seguía teniendo control sobre él. Me pregunté qué secretos guardaba Sandra para mantenerlo tan fiel a ella, porque ni siquiera mostró emoción alguna el día que le entregué los papeles del divorcio ya firmados.
Llevó los documentos a mi oficina, los puso sobre mi escritorio y esperó en silencio mientras yo firmaba. Como él no pronunció palabra, yo tampoco sentí necesidad de hablar. Firmé sin más y le devolví los papeles para que él hiciera lo mismo y los presentara al juzgado. Tomó los papeles y se marchó. Fue como si nada hubiera ocurrido, como si acabara de firmar otro contrato con un cliente y no un documento que marcaba el fin de nuestra unión.
Aunque fui yo quien solicitó el divorcio, no entendía por qué me sentí tan afectada ese día.
"Vamos, no pongas esa cara. Esa mujer no está a tu altura, así que no puedes dejar que sus palabras te afecten, las d