Punto de vista de Rafael
El sueño no llegaba.
Yacía en la cama de invitados, mirando el techo, mi ojo latiendo al ritmo de mi pulso. Cada vez que cerraba los ojos, veía el rostro de Marcos. Veía su decepción y oía sus palabras.
*Estás actuando como un perdedor.*
*Madura.*
*Te estás destruyendo a ti mismo.*
A las dos de la mañana, renuncié a intentar dormir. Agarré mi tablet de donde la había dejado en la cómoda y abrí las transmisiones de cámaras de la casa de Teresa.
Estaba dormida, acurrucada de lado en esa cama demasiado grande en la casa que le había comprado. Una mano metida bajo la almohada, su rostro pacífico de una forma que nunca lo era durante el día.
Vi su pecho subir y bajar con cada respiración. Vi cómo su cabello caía sobre su rostro, la vi como el creep en que me había convertido.
Y me di cuenta de algo: ver a través de cámaras ya no era suficiente.
Necesitaba verla, realmente verla. No a través de pantallas y transmisiones de vigilancia, sino en persona, lo suficientem