Punto de vista de Teresa:El vestido negro que Sofía me había prestado me quedaba un poco apretado en el pecho, pero tendría que servir. Me paré frente al espejo del baño, intentando domar mi cabello en algo que se pareciera a la elegancia. Las ojeras bajo mis ojos seguían visibles a pesar del corrector que había pedido prestado del kit de emergencia de Sofía, pero con la luz tenue del salón, tal vez nadie lo notaría.Tal vez nadie me miraría en absoluto. Ese era el objetivo, ¿no? Ser invisible. Servir bebidas, cobrar mi cheque e irme a casa.«¡Mamá, pareces una princesa!», chilló Lucía desde la puerta, con los ojos muy abiertos de asombro.Me giré hacia ella y forcé una sonrisa. Ya estaba en pijama, lista para dormir en el apartamento de la señora Chen. Carlos había aceptado recogerla por la mañana y llevarla al jardín de infancia para que yo pudiera dormir después del evento tardío.«Gracias, bebé». Me agaché y la abracé, inhalando el aroma a champú de fresa. «Pórtate bien con la se
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