—Hermana, solo tú podrías lograrlo; de lo contrario, ¿qué le importaría a Jorge mi bienestar? Por eso te invito a cenar, he reservado en un restaurante Michelin, hoy quiero agradecerte de verdad.
—De acuerdo, voy para allá.
Carla siempre fue muy prudente y nunca se acercaría demasiado al esposo de su amiga, ni siquiera un poco.
Amanda llegó al centro comercial y llamó a Carla, pero nadie contestó.
Estaba a punto de marcar de nuevo cuando notó que en una joyería cercana había una multitud, y la voz de Carla salía de allí.
—No fui yo, ni siquiera toqué su bolso, ¡me están acusando injustamente!
Amanda corrió de inmediato y, al llegar, vio a Carla junto a Viviana y Catalina.
Catalina sujetaba con fuerza a Carla, impidiéndole marcharse, y la acusaba de haber tirado el bolso de Viviana, rompiendo un brazalete de jade en su interior.
—¿Qué está pasando aquí?
Amanda se apresuró y apartó la mano de Catalina, colocando a Carla detrás de ella.
La mano de Catalina se puso roja al instante.
—Amand