10. El nieto
—¿Hay algo más, Allie? —interrogó el abogado, al notarla tan pensativa.
—Nunca imaginé que Martha tuviera tanto dinero —respondió la joven.
—Cuando decidió ir a la residencia, estaba un poco deprimida —explicó Leonard.
—Lo recuerdo, estuvo muy triste sus primeros días.
—Ella decía que las “amistades” que tenía —Hizo énfasis en la palabra—, no eran sinceras y le parecían muy superficiales. Decía que necesitaba algo diferente, y aunque en un principio no estuve de acuerdo, verla tan animada con tu compañía y los demás residentes, me dejó más tranquilo —comentó—. Sus ojos volvieron a brillar mientras estuvo ahí, como hacía mucho tiempo no sucedía.
—Me alegró los días desde que la conocí, puedo asegurarlo.
—Y tú a ella. No dejaba de hablar de ti —Recordó Leonard con tristeza.
—No puedo olvidar, que en algún momento estuvo delicada de salud y me costaba mucho sacarla de la habitación. Fueron días muy complicados.
—Claro, lo recuerdo. Fue cuando se enteró que su hijo, a quien t