64: Una muerte anticipada.
Acercándose a su hermano, este lo abrazo quizás en un momento de vulnerabilidad, y Daniel tan solo correspondió aquel abrazo.
— Se fue papá hermano, se fue para siempre. — dijo Eduardo sintiendo un dolor insoportable en el pecho mientras observaba a su padre ser bajado dentro de ese ataúd para que los dolientes pudieran despedirse.
Daniel palmeo la espalda de Eduardo sin decirle palabra alguna; no había nada que decir salvo acompañar su perdida. La verdad era, que el no sentía dolor alguno por la muerte del padre que jamás lo amo ni respeto, jamás podría sentir pena por el hombre que abandonó a su madre para morir sola en su lecho, mientras el se divertía sobre una mujerzuela, y jamás podría perdonar nada de aquello.
— Vamos, hermano, tienes que despedirte. — dijo Daniel sin lograr pronunciar palabras de consuelo, y tan solo se limitó a acompañar a su hermano hasta ese ataúd en dónde el cuerpo inerte del padre de ambos estaba reposando. Era el momento de decir adiós.
Emma permaneció s