—Ada, estoy muriendo —
Aquellas palabras habían logrado que Adalet Williams se quedara completamente helada, y que sus lagrimas salieran descontroladas para derramarse de sus ojos zafiro.
—¿Q-que? — cuestiono con voz trémula la pelirroja esperando haberse equivocado con lo que acaba de escuchar.
Adrienne negó. — Ada, el cáncer volvió, mucho más agresivo que antes…ya no hay nada que pueda hacerse — dijo la mujer con fatal sinceridad.
Adalet sintió como su corazón se partía en mil pedazos. Estaba destrozada. Abrazándose a su madre en un doloroso impulso, se aferro a ella sin el deseo de dejarla irse; jamás estaría lista para verla partir, ella junto a Dante, era todo cuanto realmente tenía.
—Tiene que poder hacerse algo, aquí en New York están los mejores doctores, ellos te darán otra opinión, ya lo veras mamá, todo va a estar bien, será como la última vez y ese maldito cáncer entrará en recesión, tengamos fe, mamita, tengamos fe — dijo Adalet sabiendo muy dentro de ella que no había má