Capítulo 24
Ocho años antes.
El hambre es terrible. Nunca lo supe hasta ese momento en el que me encontraba en la calle y no tenía nada salvo el hijo que cargaba en mi vientre y una maleta desgastada y sucia. Ya no había un lugar al que ir cuando tenía frío. No encontraba trabajo ni un lugar en el que quedarme. Aquella ciudad era inmensa. Me sentía perdida en medio de tantos edificios, ruidos, autos y gente, nunca vi tanta gente junta. Parecía un rebaño colosal, un hormiguero revuelto. La gente caminaba con prisas y nadie se saludaba, nadie se conocía, no como en mi pueblo que al pasar todos te saludaban con una sonrisa o te preguntaban por tu familia.
Echaba de menos mi casa, mi playa, mis cosas, pero eso había quedado atrás. Estaba sola y rota. Soñé por mucho tiempo con degustar el sabor de la libertad, ahora era libre pero no estaba siendo como imaginé.
Caminaba sin parar. No sabía a dónde ir y las fuerzas comenzaban a abandonar mi débil cuerpo. Creía que me iba a desmayar. Fue e