Capítulo 55: Delincuente.
En su habitación de la mansión, Mariana seguía mordiéndose las uñas. Está vez si la había metido en grande, y estaba segura de que ese hombre iba a delatarla si no hacían algo. No sé sabía nada de Arianna aún; ni siquiera a su madre le había respondido el teléfono. ¿Ella estaría bien? Negando, no quiso pensar en el bienestar de su media hermana, después de todo la odiaba y lo que le pasará no le importaba en lo absoluto. Sentándose en su cama, meditó un poco. ¿Y si Arianna moría? Que ella se fuera para siempre sería lo mejor para todos; no merecía ser una Urriaga y siempre era un gran obstáculo en sus planes. Tranquilizándose de inmediato, Mariana se negó a sentir nada más, y sonriendo maliciosamente, decidió averiguar que era lo que había ocurrido con su media hermana.
En la comisaría, Leonardo esperaba su oportunidad para hablar con ese infeliz que atacó a su prometida. Quería destrozarlo, despedazarle el rostro a golpes, pero antes de eso necesitaba saber quién lo había contratado