Angel, déjalo o moriremos las dos.
Mario escupió su bebida tan pronto como vio a Daniel y Jennifer entrar juntos, pero lo que lo sorprendió fue que estaban sonriendo juntos.

Los ojos de Daniel se encontraron con los de Mario y dejó de sonreír. Jennifer se excusó y se acercó a sus amigos. Daniel también se movió hacia Mario, cuya boca estaba completamente abierta debido a la conmoción.

—Cierra la boca, Mario. Puedo ver la baba saliendo de tu boca —dijo Daniel y se sentó en la silla a su lado.

—Como... qué-quiero decir —Mario no pudo pronunciar las palabras.

—¿Cómo obtuvo mi dirección? —Daniel le preguntó a Mario, quien Inmediatamente apartó la cara y fingió no escuchar.

—Te hice una pregunta —Daniel golpeó su brazo.

—¿Cómo lo sé? —dijo Daniel, irritado, mirando hacia otro lado.

—No sé quién le dijo mi dirección, pero, una vez que lo atrape, le romperé los huesos y luego lo arrojaré vivo frente a los perros de Alexander.

Mario miró a Daniel con miedo en sus ojos. Al ver la cara de enojo de Daniel, Mario se dio cue
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