Lana
Ofelia estaba arreglando la bandeja para servirme, Leon volvió a la habitación.
— Te prometo que me pondré bien rápido para devolverte la cama.
— ¡Prefiero compartirla contigo! — Él respondió, dejando a Ofelia feliz, mientras yo probaba la sopa.
— Estaré en la cocina por si necesitan algo.
Ella salió, Leon se sentó en la cama frente a mí.
— Tenías miedo de perderme, ¿verdad? — Sonriendo insinuante, él continuó con la máscara y seguramente para ocultar de mí la confirmación por medio de su sonrisa.
— Claro que me quedé, imagine el solo valor de la indemnización que yo tendría que pagar. Además del traslado de su cuerpo de vuelta a Brasil.
— Y como el dinero es un problema para ti... — Ironicé.
— ¿Te sientes mejor?
— Sí, Leon, me siento más fuerte ahora y esa sopa me curará de adentro hacia afuera, pero...
— ¿Pero? — Lo cuestionaste.
— Mis pies siguen helados.
— Las extremidades del cuerpo tardan más en recibir el calor.
Leon
Me di cuenta de que necesitaba un cuidado especial para