Sasha
El aire es pesado, cargado de electricidad y sangre. Me seco una gota que corre por mi mejilla antes de echar un último vistazo a los cadáveres que yacen en el suelo del hangar. No es la primera vez que me encuentro rodeada de muertos, y no será la última.
Adrian ha permanecido en silencio desde la revelación del cazador. Los Vassili nos observan. Han enviado a estos hombres para retrasarnos, no para matarnos. ¿Por qué? Esta duda me carcome.
Dante está a unos pasos, con los brazos cruzados y la mirada oscura. Analiza la situación como siempre, con esa calma fría que a veces me exaspera.
— ¿Qué hacemos ahora? pregunto finalmente.
— Nos movemos, responde Dante encogiéndose de hombros. A menos que prefieran esperar a que llegue la próxima ola de idiotas.
Su tono sarcástico me hace apretar los dientes. Adrian lo ignora, su mirada aún fija en el suelo, perdido en sus pensamientos.
— Adrian, dime lo que sabes.
Él levanta la vista hacia mí.
— No es el momento.
— Justamente. Es exactame