Lucian
Por mi parte, me mantengo al margen, observando esta escena con una intensidad que supera la simple preocupación. Siempre he sido aquel que oscila entre la razón y la pasión, aquel que sabe que nuestro destino está tejido de sombras y luces. Sin embargo, nada me había preparado para ver a Morgane en este estado de vulnerable determinación.
Recuerdo las noches en las que, en el secreto de un beso robado, compartíamos momentos de una dulzura embriagadora. Pero hoy, eso no es más que un recuerdo lejano, reemplazado por el peso de los antiguos juramentos y las traiciones olvidadas. Siento en ella una nueva fuerza, lista para enfrentar lo inevitable, y no puedo evitar preguntarme si mi amor por ella es aún suficiente para salvarla, o si mi propio pasado la condena a un destino trágico.
Me acerco suavemente, mis pasos resonando en el silencio. "Morgane," digo con una voz baja, pero llena de pasión y súplica, "déjame ayudarte. Permíteme ser el ancla que te retendrá cuando todo se derr