Sasha
El olor a sangre aún flota en el aire mientras avanzamos con cautela por el bosque. El silencio es opresivo, cada susurro de hoja parece anunciar un ataque inminente.
Dante camina a mi lado, tenso, listo para saltar ante la menor amenaza. Adrian sigue de cerca, su mirada escrutando la oscuridad con una precisión casi sobrenatural. Entre ellos, siento una tensión eléctrica, una mezcla de animosidad y desconfianza que amenaza con estallar en cualquier momento.
— Deberíamos separarnos, murmura Dante, con los ojos fijos al frente.
— Sería un error, replica Adrian. Si estamos divididos, seremos presas fáciles.
Dante gruñe, pero no responde. Sabe que Adrian tiene razón, aunque se niega a admitirlo.
Seguimos avanzando, hasta que un olor extraño me hace detenerme en seco. Un olor metálico, empapante...
Sangre.
Extiendo la mano para detener a Dante, luego a Adrian.
— Hay algo adelante, susurro.
Dante asiente y se agacha ligeramente, listo para atacar. Adrian, en cambio, permanece erguido