Capítulo 4

Al mañana siguiente despierto temprano, ya que sabía muy bien mi trabajo.

Pero sorprendentemente al salir de mi habitación, me encuentro con la presencia de Jackson, quién estaba recargado en la pared viéndose algo burlo ante mí.

–Buen día. –Me dice con una sonría divertida.

–Buen día. –Le respondí de inmediato. –¿Acaso está aquí para acosarme? –Le pregunté en un tono de broma, ya que verlo aparecer anoche en mi habitación mientras me estaba bañando, no me gusto.

–No se emocione señorita Sofia.

–Espero que lamente haber entrado a mi habitación anoche, cuando estaba en toalla.

–Créame que mi intención solo era darle las instrucciones que el jefe Máximo me dio.  –Yo lo mire nada convencida.

–¿Qué hay de mi hermana? –Pregunté cruzando mis brazos. –Usted la admiraba como si fuera algo que quisiera.

–Lamento eso. –Se da cuenta que cometió un error, así que empieza a sudar nervioso. –Es solo que nunca había visto… –Pero se detuvo a sí mismo, para no decir nada inapropiado.

Yo solo reí.

–¿Alguien tan hermosa? –Pregunté a lo cual él solo se incomodo más, dejando de lado esa forma de ser tan altanera y llena de ego. –No se preocupe no es el único. –Empecé a caminar a la habitación del jefe mientras él me seguía. –Debo decirle que no lo culpo, pero no espere nada de mi hermana.

–¿A que se refiere? –Pregunta preocupado.

–Mi hermana aparte de ser menor, se fija en hombre más… –Lo mire de abajo hacia arriba, de la misma forma en que lo había hecho él conmigo. –Bueno, ya sabe.

Antes de entrar a la habitación del jefe Máximo, el hombre me detiene.

–En realidad no estoy interesado en su hermana, solo trato de hacer en este momento mi trabajo, ¿entiende? –Pregunta nervioso.

Tenía que tener piedad con el hombre, así que solo asentí con la cabeza.

–Bien. –Se sacude a si mismo. –En este momento, el jefe Máximo esta dormido. Así que entre a su armario y escoja un traje para él. –Asentí con la cabeza lista para entrar a habitación, para hacer mi trabajo con rapidez, pero antes de continuar, el hombre me detiene una vez más. –Le pido que no lo vista como un payaso, la gente conoce a nuestro jefe por su buen gusto al vestir. No lo arruine.

–Esta rutina de vestirlo, ¿lo ha hecho con sus demás sirvientas? –Pregunté curiosa.

–En realidad. –Guardo cierto silencio que me atrajo. –No lo se. –El joven se burla de mí, ya que estaba realmente interesada en saber la verdad. –Solo haga lo que le digo y no haga que nuestro jefe se enoje.  

Así que solo rodé lo ojos molesta, para entrar a su habitación con un gran sigilo.  

¡Pero que bella habitación!  Quede totalmente impactada, ya que esta habitación había sido renovada, ya que antes pertenecía a sus padres y la mantenían muy simple. 

Los pisos de madera se habían cambiado a pisos de mármol, que mantenían la habitación fría. Las paredes eran de un tapiz azul muy modernos, mientras que la cama redonda lucía un bulto, que supuse de inmediato que era el jefe dentro de las sabanas durmiendo.

En los suelos había alfombras color azul, que hacían juego con los colores de la habitación. Mientras caminaba con lentitud por la habitación, me puedo dar cuenta que una de las paredes a sido removida, para cambiarlo con una pared de vidrio, que estaba en este momento tapada con cortinas negras.

No puedo evitar hace un poco de ruido con uno de mis tacones, así que escuchó como alguien gime, para después ver como las sabanas se mueven. Pero gracias a Dios, se detuvo. Suspiré profundamente y proseguí a ir a su armario.

Este era incluso más impresionante que su habitación, ya que este contaba con vitrinas de vidrio, en donde había relojes y joyería muy cara. Los trajes gracias a Dios ya estaban acomodados de una forma en que combinaran en un closet de madera negra olorosa, pero a pesar de tener ayuda por la forma en que ya estaba acomodada la ropa, contaba con un buen gusto en ropa, ya que yo escogía la ropa de su padre, quién también era un hombre rico de gusto exquisitos. Así que no fue difícil escoger el traje, corbata y zapatos correctos.

Este día el jefe Máximo estaría utilizando un traje color azul marino, con una camisa color blanca, corbata azul de rallas y unos zapatos cafés, que realmente combinaban. Al tener la ropa lista, solo me faltaba escoger reloj, alguna pulsera o anillo, pero al tratar de abrir las vitrinas de vidrio, se me fue imposible hacerlo. Supuse de inmediato que el jefe era el único, que tenía acceso a la vitrina, lo cual no me molesto, así que camine con su ropa para poderla dejar en un sillón que estaba enfrente de su cama, pero cuando regrese, me percató que la cama está vacía, de hecho, las sabanas estaban tiradas en el suelo.

De inmediato, mi mirada se fijo en la puerta del baño, en donde empezaba a salir el vapor de la ducha. Y sin esperarlo, la puerta se abre ante mis ojos cafés. De la puerta del baño puedo salir a mi jefe en toalla, con gotas de agua caliente recorriendo su cuerpo bien trabajo hasta el suelo.

Su piel era increíblemente perfecta y blanca, mientras lucia varios tatuajes en el pecho. Lograba ver unas letras que estaban en otro idioma así que no logre entender su significado, pero lo que sí logre divisar fue unas alas de ángel. Realmente lo podía ver como si fuera un ángel caído del cielo, ya que su cuerpo estaba bien trabajado, era como si mi jefe aparte de ser uno de los mejores empresarios de la ciudad, fuera un gimnasta dedicado. Pero todo se detuvo, cuando en realidad me di cuenta que no era un sueño, y que, en realidad, estaba mirando a mi jefe salir del baño semi desnudo, ya que lo único que lo cubría era una toalla negra.

El hombre de inmediato se empezó a reír en cuanto vio mi cara, así que yo no dude en tirar la ropa al suelo. De inmediato me doy cuenta del error gigante que he cometido. La ropa era extra fina y cara, no podía cometer tal error de tirarla al suelo, así que de inmediato intento recogerla. Al final lo logro con éxito, pero tambaleando como una tonta.

Intenté no mirarlo de nuevo como lo hice antes, dejando su ropa encima del sillón, que estaba enfrente de la cama en forma de circulo. Y cuando estoy intentando huir de esa situación vergonzosa para mí, siento como una de sus manos cálidas por el baño me detienen, tomando de mi brazo con fuerza.

–¿A dónde cree que va? –Pregunta aún divertido de mi reacción.

–Yo… –No dude en tartamudear como una idiota, ya que ahora lo tenía aún más cerca de mí, notando que en realidad era una maravilla. Era tan hermoso con su piel lisa y humectada. –Yo me tengo que ir. –Traté una vez más de avanzar y salir del lugar, pero fui retenida por mi jefe, quién aún se mantiene divertido con mi estupidez.

–Usted tiene que ayudarme. –Alza sus cejas. –Siempre he necesitado ayuda para vestirme, así que hágalo. –        Su tono era bastante fuerte, así que sabía que estaba hablando en serio.

Suspire profundamente dejando salir el aire que tenía contraído en el estómago, para resignarme y tomar la ropa que deje en el sillón, para encaminarme al cambiador. Me encontré yo sola mirándome por el espejo, mientras el jefe se ponía su ropa interior.

Después de cinco minutos de esperarlo, lo veo entrar descuidado al cambiador si la toalla, luciendo su bello cuerpo para después mirarme con esos ojos cafés que me maravillaban.

–¿Qué ha escogido para mí? –Pregunta interesado en lo que traigo en los brazos.

–Creo que le iría bien hoy un traje azul marino con unos zapatos café. –Le dije enseñándole la ropa.

–¿Por qué ha seleccionado esa ropa para mí? –Pregunta mirando la ropa con algo de duda.

–Amm. –Empecé a tener un poco de miedo así que empecé a titubear, pero después recordé que yo estaba para servirle, sabía que él no me podía ver de otra manera, más que su sirvienta. –El clima de hoy es nublado, eso permite que el azul se resalte muy bien, así que creo que pueda funcionar para usted.

El joven hombre solo sonrió y asintió con su cabeza, para caminar hacía en medio de su closet, en donde había varios espejos que podían darle toda una vista panorámica a su look.

Yo lo mire como una niña tonta, a lo cual él noto.

–¿Qué espera? –Me pregunta con un poco de agresividad. –No tengo tanto tiempo.

Yo solo camine como una tonta hasta llegar hacía el.

El joven Máximo tomo el pantalón y se lo puso, para después ponerse un cinturón que él mismo escogió, ya que estaban muy cerca de donde él estaba. Y cuando termino, extendió los brazos y cerro los ojos, supuse de inmediato que él esperaba que lo comenzara a vestir, así que me acerque a él con un poco de pena.

Trague saliva al ver su pecho bien trabajado, para después ver de cerca los tatuajes que tenía en el pecho. Las alas de ángel que tenía en el pecho, tenían una fecha importante grabada debajo. “2017” Pero no quería preguntar por ello, así que empecé a ponerle la camisa, para después cerrar su botones mientras veía la perfección de su cara, en ningún momento el hombre abrió los ojos, así que empecé a sentirme un poco más cómoda con esta forma de cambiarlo.

Hasta que tome la corbata en mis manos, para acomodarla en su cuello.

Él abrió sus ojos para mirarme fijamente, trate de detenerme en cuanto sus ojos se cruzaron con los míos.

–¿Quiere que me detenga? –Pregunté tragando saliva.

El joven castaño solo niega con la cabeza, mientras sus ojos aún siguen mirándome con mucha atención. Yo solo pude tragar saliva una vez más, para acomodarle la corbata y empezarle a hacer un nudo a esta. Podía decir que era muy buena haciendo nudos, ya que el padre del jefe me enseñó como hacerlo cuando era su sirvienta, así que esos pensamientos logran ayudarme con el estrés de tenerlo tan cerca de mí.

Cuando termine me hice a un lado, para que el joven pudiera ver el nudo que le había hecho. Máximo se mira ladeando la cabeza más de una vez, parecía estar serio y realmente preocupado por el nudo, hasta que se da la media vuelta para sonreír con una sonrisa algo extraña. Era algo seductora y al mismo tiempo temerosa.

–Le ha quedado bien. –El hombre se pone unos calcetines, para después ponerse sus zapatos. –Debo de admitirle que soy muy malo haciéndome el nudo de la corbata.

–Pensé que un hombre que las usa todo el tiempo, debe tener conocimiento de ello. –Lo dije sin pensar claramente, pero él no noto nada malo en mi comentario.

–Piensa bastante bien, Sofia. –Dice mi nombre con una sensualidad bastante notable. –Pero debo decirle que nunca tuve a un padre, que me pudiera ayudar. –Yo solo lo mire fijamente, mientras él hablaba.

–¡Que extraño! –Una vez más sale un comentario sin pensar.

El hombre de inmediato me mira, brindándome toda su atención.

–Dígame. –Me ordena a hablar.

Al principio, solo quería guardarme mi comentario y no decir nada, pero la mirada café de mi jefe parecía suplicarme por una respuesta.

–Es solo que su padre fue el que me enseño a hacer nudos.

El hombre solo me mira burlón, para después tomar su saco y caminar hacía mí.

–Supongo que usted pensó, que como a usted mi padre la enseño cosas buenas, él haría lo mismo con su propio hijo.

Yo solo aguante el aliento mientras me daba su saco, para que se lo pusiera.

–Eso creí. –Murmuré decepcionada.

Él se puso una vez más en medio del lugar, para que yo pudiera ponerle su saco, lo cual hice mientras él me miraba por el reflejo de todos los espejos. Y cuando terminé, me puse enfrente de él, notando algo extraño en su comportamiento, mientras sus puños estaban bien duros y su piel se ponía caliente.

–Lamento si… –Pero Máximo me detiene e interrumpe.

–No me lastimo ni el ego o mis sentimientos. –Resopla con enojo. –Quizás usted tiene una idea errónea de que mi padre era un buen samaritano y padre, porque fue bueno con usted. –Yo solo lo miré abriendo bien los ojos, ya que no podía creer lo que estaba diciendo. –Pero mi padre, Gustav Madison no es lo que usted piensa.

Yo en realidad no entendía de donde venían esas palabras, así que me quede sin palabras, ya que yo atesoraba la memoria de su padre con mucho amor. En realidad, siempre sentí que él se comportó como un padre para mí.  

–Lamento si… –Me iba a disculpar una vez más, pero el hombre que se notaba enojado y harto de escucharme hablar, me toma del brazo con fuerza, para acercarme a su cuerpo que se sentía caliente.

Nuestros labios de pronto estaban tan cerca, que no podía diferenciar mi aliento con el suyo.

–¡Deje de lamentarse por todo! –Me regaña. –Lo único que hace es enojarme más y más. –Y de pronto su mirada castaña se van directamente a mis labios. –No me haga hacer una idiotez. –Me amenaza mirando mis labios humectados.

–¿Cómo qué? –Pregunté mirando sus labios en forma de corazón, mientras mi corazón latía con tanta fuerza, que supuse que él estaba escuchando su palpitar. –¿Qué es lo que haría, si sigo hablando? –Pregunté tentada por sus labios y ese olor a jabón de yerba buena, que era prácticamente hechizante.

–Haría una estupidez grande. –De pronto siento que va a retroceder. –No quiero hacer lo que mis instintos me están pidiendo. –Lentamente levanta su mano, para acariciar mi cara. –No querrá verme siendo un idiota.

Yo no tengo nada que decir, era como si quisiera que se dejará llevar por sus instintos. Y de pronto siento que va a retroceder aún más, pero yo lo detengo, poniendo una mano sobre su pecho.

Se que fue inapropiado, pero mis instintos también me traicionaron.

El joven castaño al sentir mi tacto, reacciona con fuerza, poniendo una mano sobre mi cuello, para arrinconarme hacía los espejos. Yo no sentía el dolor, porque quizás no fue tan brusco, pero siento su mirada tan fuerte.

Al principio pensé que debería de temerle, pero esos pensamientos solo duraron cinco segundos, ya que el hombre posa sus labios sobre los míos, para después besarme con una pasión que nunca lograre describir.

Su lengua empezó a meterse en mi boca, mientras me besaba con tal dramatismo, que pensé que esto solo era un sueño bizarro de mi mente.

Pero no, sus labios estaban junto a los míos besándome con pasión, mientras una mano suya estaba sobre mi cuello, sin apretarme con fuerza, solo manteniéndome en el lugar para que no me moviera.

¿Pero que estaba haciendo? Se supone que la servidumbre no hace esto.

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