El próximo Rey de Nerubia necesita a una esposa, esperando solo hacer un trato sin amor. ¿Pero que pasa cuando todo sale al revés? Elizabeth solo quiere vivir una vida fuera de la familia real, mientras que la idea de volverse la reina de Nerubia, está muy lejos de lo que quiere hacer. Alexander solo quiere honrar a sus padres, como uno de los jovenes más ricos, mientras que no tiene planeado tener algún vínculo con su próxima esposa. Pero cuando sus dos mundos se juntan, todo se vuelve en una relación de sexo y amor. ¿Podrán enamorarse después de una relación complicada?
Leer másA porta pesada do The Black Room se fechou atrás deles, selando Sophia em um mundo que não lhe pertencia, mas que, de alguma forma, parecia ter sido feito para ela.
Seu coração batia frenético contra o peito, não por medo, mas pela promessa do desconhecido. O ar era carregado, denso com uma eletricidade que parecia vibrar em sintonia com seu próprio corpo. O perfume amadeirado de Giovanni envolvia seus sentidos, um lembrete constante da presença dominante dele, enquanto sua mão firme a guiava com precisão, pressionando a base de suas costas nuas.
Ela sentia o calor dele, a força silenciosa que exalava de cada movimento, de cada toque, de cada palavra não dita.
— Confie em mim, Sophia. — A voz dele veio baixa, um sussurro grave que reverberou por sua espinha como uma promessa perigosa.
Ela engoliu em seco, seus dedos tremendo levemente, mas não recuou. Porque, apesar do desconhecido, apesar da tensão quase insuportável entre eles, ela queria aquilo.
O quarto era um santuário de controle e desejo, um espaço onde os limites eram testados e o prazer era moldado pela entrega. As paredes escuras absorviam a pouca luz vinda de velas estrategicamente posicionadas, criando sombras dançantes que faziam cada detalhe parecer ainda mais intenso.
Mas não eram as sombras que capturavam sua atenção.
Eram os objetos.
Algemas de seda, vendas de veludo, chicotes finos, cordas trançadas. Uma coleção cuidadosamente organizada de instrumentos de prazer e submissão.
Sophia sentiu o peito subir e descer com mais força.
Um universo completamente novo se abria diante dela.
Giovanni parou atrás dela, e antes que pudesse absorver tudo ao seu redor, seus dedos deslizaram lentamente por seu braço desnudo fazendo ela arfar.
O toque dele era firme, porém provocante.
Cada deslizar dos dedos parecia uma pergunta silenciosa, um convite para atravessar um limite invisível.
—
Está pronta para me pertencer esta noite?O calor dele irradiava contra sua pele, um contraste hipnotizante com o frio sutil do ambiente. Sophia fechou os olhos, tentando controlar a avalanche de sensações que ameaçava consumi-la. Mas já era tarde demais.
— Sim… — Sua voz saiu como um sussurro, carregada de uma necessidade que a assustava e a excitava na mesma medida.
Giovanni sorriu, satisfeito com a rendição implícita nas palavras dela. Pegou uma venda de veludo e a deslizou suavemente sobre seus olhos. O mundo ao redor desapareceu. Nada além do som de sua respiração e do calor da presença dele restava.
— No escuro, você sentirá mais, Sophia.
Sua voz roçou sua orelha, enviando um arrepio intenso por sua pele. O desconhecido aguçava cada sentido, cada expectativa. Ela estremeceu quando sentiu a textura das fitas de seda envolvendo seus pulsos, delicadas, mas firmes, atando-a à mercê dele. A sensação de imobilização fez sua pulsação disparar.
— Agora, apenas sinta.
Ela ouviu o farfalhar da roupa dele, o som rouco dos sapatos se afastando e depois voltando. Então, um toque quente, dominado pela precisão de alguém que sabia exatamente o que estava fazendo, deslizou por seu ombro, descendo lentamente pela curva de sua coluna.
Cada toque era um comando silencioso.
Cada suspiro, uma rendição inevitável.
Os lábios de Giovanni a tocaram, explorando-a sem pressa, sem hesitação. Sua língua traçou um caminho torturante pelo seu pescoço, sua respiração quente provocando um contraste entre prazer e expectativa.
As mãos dele desceram por seu corpo, explorando-a com um domínio absoluto, como se ela já lhe pertencesse há muito tempo.
— Você é fascinante assim, entregue-se a mim… — A voz dele soou rouca, carregada de desejo contido, de uma fome que ela sabia que não era apenas dela.
O mundo ao redor se dissolveu.
Sophia já não sabia mais onde terminava e onde começava.
A venda privava sua visão, mas seus outros sentidos estavam mais aguçados do que nunca. Cada toque dele era fogo e gelo ao mesmo tempo, desenhando nela um caminho sem volta.
O prazer e a excitação se misturavam à adrenalina de estar à mercê de um homem que a fazia sentir-se simultaneamente protegida e vulnerável.
— Eu poderia devorá-la inteira esta noite. — Ele sussurrou contra sua pele, os dentes roçando levemente em seu ombro.
O corpo de Sophia estremeceu, e ela sentiu o calor líquido do desejo se espalhar dentro de si.
Ali, naquele quarto escuro, nas mãos de um homem que sabia exatamente o que fazer com ela, Sophia teve certeza de uma coisa.
Ela nunca mais seria a mesma, porque Giovanni Bianchi acabara de marcá-la.
E ninguém jamais a tocaria do mesmo jeito novamente.
Epilogo. Tercera Parte. Después de que todo el personal, acatara nuestras ordenes, pudimos entrar a la iglesia. Todos no estaban esperando, había invitados realmente importantes de la política de Nerubia, mientras que también se había invitado a todas las personas de la realeza tanto familiar, como mundial. De inmediato al ver a tanta gente en lugar, me lleno de miedo ya que era atemorizante ver tantos ojos, mirando cada centímetro de tu persona. - ¿Acaso tienes miedo? -Me pregunta Alexander, al ver que tanto la parte de arriba, como la parte de debajo de la capilla estaba repleta de gente. -Como no estarlo. -Le respondí mientras tragaba saliva. -Es solo curiosidad, ya que te has enfrentado a cientos de plebeyos enojados, logrando hacerlos felices al terminar de conocerte y al actuar como una verdadera reina. -El saber que Alexander tiente tanta fe en mí, es algo que no puedo negar. - ¿Sabías que eres el mejor esposo? -Él de inmediato toma mi
Epilogo. Segunda Parte. La misma carroza que nos estaba esperando el día de nuestra boda, no estaba esperando en la entrada del castillo. No podía negar, que este día era uno de los mejores de mi existencia. Y aunque llovía con fuerza, eso no me hacía cambiar de humor. -¿Mi madre donde se encuentra? -Pregunta Alexander a uno de los guardaespaldas, que se sube en la misma carroza que nosotros. -Los esta esperando en la iglesia. -Le responde de inmediato. -Esta bien. -Le contesta al hombre de traje negro, mientras que la carroza empieza a avanzar por todo el castillo, mientras yo me asomo por la ventana, mirando todo el reino que sería nuestro. Todo cambio cuando llegamos a la entrada del castillo, escuchando el sonido de muchas personas. Hasta que abrieron las dos rejas del lugar, es donde podemos ver que hay mucha gente esperándonos debajo de la lluvia, gritando nuestros nombres. Yo abro mis ojos tan grandes como se puede, mirando como todo es
Epilogo.Ya habían pasado seis meses, el estomago ya me había crecido mientras que el reino, se ha llenado de esperanzas mientras Alexander y yo lo reinamos No podemos negar que nos costo mucho trabajo, trabajar y tener una relación. Había días en que no podía ver a Alexander, ya que tenía mucho trabajo. Y también había veces en que Alexander no podía verme a mí, ya que siempre estaba ocupada haciendo tareas en los albergues, orfanatos y en muchas campañas altruistas.Pero cuando Alexander y yo estábamos juntos, no podían separarnos. Aprovechábamos cada hora, cada minuto y cada segundo, para estar juntos tomando el té en medio del jardín del palacio, paseando por los alrededores, o en nuestra habitación, haciendo el amor como locos.Y por fin llego el día, el día en donde coronarían a nuestro rey. Alexander II de Neru
(23)No puedo negar que soy la mujer más desdichada del mundo. Mi esposo no cree en mis palabras, mientras que me encuentro encerrada en mi habitación, mientras lloro sobre mi cama. No sabía que decirle a mi esposo, para que me creyera. Pero mientras estoy llorando, no puedo evitar sentir, como la comida viene por mi boca.Así que de inmediato corro con rapidez, hacía el baño para vomitar toda la comida que había comido. La cual no era mucho, ya que trate de no comer tanto entre viajes, ya que estos últimos días he estado vomitando bastante. La persona que se quedó a cuidarme esa noche, fue Tina, quién se levanta de inmediato al verme vomitar.-Es la tercera vez que vomita. -Me dice la mujer rubia, mientras me ayudaba a levantar del suelo, para después brindarme un papel, para limpiarme la boca.-Lo sé, quizás sea un bicho, no lo se.-Le contest&
(22)El tiempo fue pasando, los meses se fueron como el agua mientras podía notar que realmente, había un amor incondicional entre el príncipe y yo. Pero también había un amor incondicional, entre el pueblo y yo. Me había hecho devota a visitar muchos orfanatos de la parte de Austria y la parte de Alemania, haciendo incluso visitas también a los hospitales más marginados del reino.Realmente me gustaba ayudar, así que entre Alexander y yo creamos campañas de recolecta, para poder ayudar a los huérfanos y a los enfermos. Se podía decir que todo era perfecto, mientras que la coronación, muy pronto se daría.Así que después de regresar de una vista a Alemania, puedo ir hacía la oficina real, a saludad a mi esposo. Al entrar al lugar, puedo darme cuenta que mi esposo, esta hablando con el archiduque, quién al verme, de inmediato se levanta de
(21)Era hora de pedir disculpar a nuestro pueblo, Nerubia.Así que el príncipe Alexander, pide que toda la prensa de Nerubia acuda a nuestro castillo, para que podamos brindarle una disculpa, a cada televidente.El príncipe se pone su traje clásico color azul, junto con todas sus medallas que demuestran todo lo que ha ganado, mientras que yo visto un vestido color azul, bastante sencillo pero clásico. Y mientras la presa esta alrededor de nosotros, yo solo miró el suelo, apenada por lo que había pasado. Y cuando la presa esta lista, y las cámaras están enfocadas en nosotros, Alexander se acerca a un micrófono, en donde empieza a hablar.-Esta vez solo haremos una declaración, no se responderán preguntas. -Dice el hombre fornido, mientras saca de su bolsillo, una gran nota. -En primera, le agradezco a toda la presa, que hayan venido a mi hogar, el hogar
Último capítulo