07

CAPÍTULO 07

—¿C-qué ? ¿Por qué no ? ¿De qué estás hablando ? ¡Cariño, soy tu alma gemela ! ¡No puedes hacerme esto ! —grita ella.

—Ay, cariño. El asunto es que… no quiero tener una alma gemela. Y aunque la quisiera, no eres tú. Así que, como tu Alfa, te ordeno que salgas de mi suite. Ahora —digo con una sonrisa burlona.

Sí, no estoy seguro de que todo ese asunto del vínculo del alma sea para mí. Me gusta mi estilo de vida, sin ataduras, sin compromisos. No quiero sentar cabeza. Y si tuviera una alma gemela, seguro que no querría que fuera ella. Es linda y todo eso, sin mencionar que es buena en la cama. Pero es pegajosa y molesta como el infierno. Llora, sus lágrimas dejan surcos rojos y furiosos en su rostro mientras se viste y sale de mi habitación.

Al salir, mi Beta y mejor amigo, Will, está de pie en la puerta con las cejas levantadas.

Me incorporo en la cama y cruzo los brazos detrás de la cabeza, con una sonrisa perezosa en el rostro.

—Bueno, buenos días entonces. Bienvenido a casa, Alfa —dice con una sonrisa—. Algunos de los chicos están en tu despacho. Quieren hablar contigo de algo. Dicen que es importante.

—Diles que bajaré en diez —respondo, saltando de la cama.

—Lo haré —dice por encima del hombro mientras se va.

Me pongo una camiseta negra ajustada y la aliso sobre mis abdominales. Me pongo unos jeans azules y me abrocho el cinturón. Me ato las botas militares y camino por el pasillo hacia mi despacho. Cuando entro, todos los chicos que están ahí empiezan a aplaudir y a vitorear. Sonrío e inclino la cabeza a modo de saludo.

—Muy bien, muchachos, tranquilos, tranquilos. ¿Qué pasa ? —pregunto riendo.

—Alfa, la prisión está llena de rebeldes —dice uno de ellos. Mi sangre hierve al escuchar esa palabra—. Algunos están ahí desde antes de que te fueras de viaje. Se están empezando a acomodar y estamos perdiendo espacio.

—Nos ocuparemos de eso esta misma mañana, lo primero —respondo, sonriendo con oscuridad.

—Te los muestro ahora —dice uno de los guardias, Logan.

Todos nos levantamos y salimos del despacho. Mientras bajamos las escaleras, los chicos vuelven a animarse y a corear. Me río y niego con la cabeza. No paran hasta que llegamos a la prisión y empezamos a caminar por los pasillos de las celdas. Los rebeldes están en silencio, pero el simple hecho de estar cerca de esas criaturas repugnantes me hace odiarlos aún más.

Respiro hondo para intentar calmar mi temperamento. Es entonces cuando me doy cuenta de un olor extraño al inhalar profundamente. Huele a lavanda, miel y vainilla, todo mezclado. Es una combinación extraña, pero es deliciosa y embriagadora. Eso me confunde, pero lo aparto de mi mente y vuelvo a concentrarme en lo que Logan está diciendo.

—Hay una nueva rebelde, Alfa. Llegó justo después de que te fueras. Una cosita bastante linda, también. Todos nos hemos divertido un poco con ella, si sabes a lo que me refiero. Quién sabe, tal vez tú también puedas disfrutarla. Aquí está —dice señalando una celda pequeña.

Dentro, una chica pequeña está encadenada a la pared, con la cabeza agachada y temblando. La miro una sola vez y sé que es diferente. Respiro hondo e intento controlar mis emociones. Mi lobo, Leo, está completamente desquiciado y trata de salir, pero no tengo idea de por qué.

La observo con atención y noto que ese delicioso aroma proviene de ella. ¡Es de ella ! Es menuda y frágil, con el cabello castaño claro recogido en una coleta enmarañada. Es delgada, pero sólo piel y huesos, claramente no ha comido mucho. Tiene moretones y cortes por toda la piel expuesta y una ola de furia me invade.

—MÍA —grito, dejando a todos en la habitación atónitos, incluso a mí mismo.

Me doy cuenta de que esta pequeña frente a mí es mi alma gemela. Mi compañera. Destinada solo para mí. La furia recorre mis venas al comprender cuánto ha sido maltratada. Intento calmarme y logro gruñir :

—¿Qué. Demonios. Le. Han. Hecho ?

Punto de vista de Beck :

La rabia truena dentro de mí cuando ninguno de mis “hombres” responde. Empiezo a recordar lo que dijo Logan, que todos “se habían divertido con ella”. Quiero matarlos a todos, uno por uno.

Lo juro por Dios, si se aprovecharon de mi compañera, si la forzaron, no volverán a ver la luz del día. Mientras sigo dándole vueltas al asunto, la ira crece hasta que exploto.

Un guardia me pregunta a qué me refiero. ¿Cómo se atreve ? ¿Cómo se atreve a cuestionarme ? ¡Tengo derecho a preguntar sobre el trato que ha recibido mi compañera !

—¡QUIERO DECIR POR QUÉ DEMONIOS MI COMPAÑERA ESTÁ ENCADENADA A UNA PARED, TEMBLANDO, SEMIDESNUDA Y CUBIERTA DE CORTES Y MORETONES ! —rujo, y escucho un leve sollozo proveniente de ella.

Me estremezco, pero continúo…

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