Narrado por Anya
El amanecer sobre Silver Creek, lejos de ser un bálsamo, era un recordatorio de lo que habíamos perdido y lo que aún estaba por venir. El aire estaba cargado de un olor que me hacía fruncir el ceño: una mezcla metálica de sangre y un aroma inconfundible de magia oscura que parecía impregnarlo todo. Aiden y yo permanecíamos en silencio, observando los restos del campo de batalla, nuestras mentes demasiado ocupadas con los fantasmas de lo que había ocurrido.
Caminé entre los árboles, mis pasos suaves, pero mi mente pesada. Sentía el peso de la batalla anterior y de lo que seguía. Derek había escapado, y aunque las bajas habían sido mínimas en comparación con lo que podría haber sucedido, cada vida perdida era una herida abierta en la manada.
Aiden estaba a unos metros de mí, con Marcus y Caleb, discutiendo estrategias para reforzar las defensas del territorio. Lo observé, sus hombros tensos y su mandíbula apretada, y me pregunté si alguna vez lo h