— ¿Te ha dicho algo? — Luciano se acercay me mira con inquietud.
No me ha explicado lo que hacía en el bosque con su hermana y lo que ha sucedido esta tarde ha sido muy extraño.
— No hemos hablado de lo que sucedió, talvez tiene fuertes dolores de cabeza — le digo bastante incómodo, por lo que acaba de pasar en el auto y camino hacia la entrada de la casa, donde Alondra nos espera, vestida como lo hacen los deltas ¿Va a salir a buscar al asesino?
— ¿Todavía crees que es humana? — Me pregunta Luciano que se ha empeñado en pensar que Nala es algo más de lo que en realidad es.
— Su olor se incrusta en mis poros todo el tiempo, por supuesto que es humana — Le digo y Luciano palmea mi hombro.
— Es fuerte, ¿no? — Lo sé.
Nunca pensé que al encontrar a mi pareja destinada, todo se volvería tan intenso entre ella y yo, siento cada latido de su corazón, escucho sus pensamientos y puedo saber cómo se siente hasta cuando no la tengo cerca.
Y no quiero esto, no quiero a mi lobo gruñendo y aullando