Celeste
Cuando me levanté de nuevo estaba sola, y ahora me preguntaba si el rey dormía del todo. Suspiré y, al percibir su aroma, me detuve a oler las sábanas. Nunca fui muy buena percibiendo el aroma de los lobos, pero podría jurar que con él era diferente; su perfume era fantástico.
¡Qué tontería Celeste! Me reí. Y cuando me levanté, noté que había una cajita con un mensaje para mí.
Eva dijo que había avances en tus entrenamientos. Debes estar preparada. Conseguí esto para ti. Nos vemos donde nos encontramos esa vez. Tú tienes preguntas y yo te prometí respuestas.
Cuando abrí la caja, encontré una hermosa daga de plata, sencilla, en cuya hoja tenía una inscripción con una pequeña Luna.
Mi cielo
Suspiré, encantada. Tenía una especie de empaque para guardarla y colocarla en el cinturón. Y cuando me puse la ropa, me maravillaba una vez más de que me quedara perfecta. ¿Acaso el rey tendría un grupo de personas encargadas solo de tener todo preparado para él? ¿Ropas, fastuosos vestidos