Alaric
Me la habían arrebatado de las manos, quisieron destruirme. Me lanzaron varias lanzas y me las quité como pude, nos habían emboscado, pero no iban a poder detenerme. Voy hacia ella cuando aparece una lluvia de balas; hay humanos en autos disparando con metralletas, y yo la cargo entre mis brazos, la coloco tras un árbol.
—Quédate aquí mi cielo— soy feliz solo de tenerla cerca.
—Alaric…— gime ella viendo mis heridas, pero yo me muevo atento a protegerla.
—¡Abajo! —escucho la voz de Damián. El alfa había sido herido, pero peleaba con valor.
—¿Quién anda ahí? —escucho una voz conocida y pisadas de lobos. —¡Tras ellos! —escucho otras voces y veo unos lobos blancos pálidos. Un hombre aterrador, un alfa calvo e inmenso, aparece atacando a los humanos. Alfa Pascal, de los Herejes de la Noche. Debemos estar cerca de sus tierras. Nos están ayudando, aunque no sé si están de nuestra parte. El alfa nunca juró ayudarme.
—¡Alfa Damián…! ¿Cómo osa traer cazadores a nuestras tierras? —demanda