No pude dormir bien en toda la noche por estar pensando en Marcelene, ella seguía diciendo que debíamos de estar lejos, pero ahora más que nunca quería quedarme con ella, tenía planes para nuestra vida.Estaba recostado mirando el techo, me costaba incluso la idea de levantarme de la cama para volver a mis obligaciones habituales solamente de pensar que no volvería a estar con ella. Entonces me llegó un mensaje y dejé a un lado los pensamientos para ver de quién se trataba.Era un mensaje de Thom, algo que para mí ya no era una sorpresa, toda esta situación nos había vuelto más cercanos. “Jess está un poco preocupada por Marcelene, así que me pidió que hablara contigo, yo sinceramente no sé si te estoy ayudando o perjudicando a estas alturas, pero esto se salió de mis manos. Marcelene
Jess se había quedado molesta por la decisión que había tomado, sabía que había sido ella la que le dijo a Maxwell en donde podría encontrarme. Esa mañana mientras me había metido a la ducha ella había entrado en mi habitación y mientras iba de saliendo de la ducha la vi, claro que me hice la tonta al ver que estaba con mi móvil.Su mejor excusa había sido que venía a buscar una blusa que me había prestado, Jess jamás me pedía que le devolviera nada de lo que me prestaba, aunque si no fuera porque la había visto, pensaría que lo hacía solamente a consecuencia de su molestia.Luego del encuentro que había tenido con Maxwell, que aunque debía de decir que tenía ganas de irme con él me había negado a hacerlo. Me regresé un poco desanimada, entonces me encontré con la sorpresa de que Jess me estaba esperando en la sala.Tenía dos maletas armadas, aquello me causó un poco de temor, me quedé petrificada mirando aquello porque una de ellas era mi maleta, pensé que quizá se había arrepentido
Amanecí con Marcelene entre mis brazos, esa era la mejor sensación que podía experimentar en mi vida, era un día especial junto a la mujer más especial que había visto en mi vida.Amaneció con una sonrisa sobre sus labios, aquello era la clara señal de que las cosas comenzaban a andar bien entre ambos. Me estaba a punto de levantar de la cama cuando Marcelene me tomó por la cintura con aquel mismo gesto desbordado de felicidad y yo clavé mi mirada sobre la suya sin comprender.—No quiero que te levantes de la cama, quiero que te quedes un poco más conmigo —me pidió abultando sus labios.—Tenemos que levantarnos, tenemos pendientes que hacer —me quejé porque me estaba pasando su pereza.Ella se quejó un poco más en la cama, nos quedamos unos breves momentos, luego de eso le dejé un beso fugaz sobre los labios y nos levantamos.Nos metimos juntos a la ducha, debo de admitir que el bañarme acompañado se puede llegar a volver mucho más interesante.Apenas nos dio tiempo de salir envueltos
Me desperté y lo primero que mis ojos vieron a mi lado fue a Maxwell, una enorme sonrisa apareció sobre mis labios, miré el anillo en mi dedo y el de su mano, parecía todo demasiado increíble, pero era real, al fin estábamos casados.Un vuelco en el estómago, aquello fue lo que sentí al estar parada frente a Maxwell, escuchando las palabras del padre, que indicaban que iban a unirnos para toda la vida. No me aterraba la idea de pasar toda la vida acompañada de Maxwell, lo que verdaderamente me aterraba era la idea de lastimar a las personas que amo.Me había detenido a pensarlo por un momento, me había sumergido tanto en mis pensamientos que había dejado de escuchar al padre, incluso cuando había hecho la pregunta. Todo a nuestro alrededor se quedó en silencio y vi el pánico en el rostro de Maxwell.—Acepto —dije con rapidez, incluso sin saber si era eso lo que debía de responder.Vi que Maxwell recuperó el color en las mejillas y ahora debía de aguantar las ganas de reír. Una leve so
“¿Por qué los herederos de empresas que han sido enemigas toda la vida están juntos?” “¿Colaborarán los Jenkins y los Beli de aquí en más?” “¿Son ciertos los rumores de una posible relación entre ambos?”. Aquellas habían sido algunas de las preguntas que habíamos recibido en el aeropuerto tras nuestra llegada.Por supuesto había rodeado a Marcelene y me había abierto paso entre la multitud de periodistas, lo suficiente para llegar al coche que nos estaba esperando. No me pareció una buena idea volver a mi apartamento, le pedí a Marcelene que fuera por sus maletas a la casa de su tío, por ahora no podría ir a buscar el resto de su equipaje, o eso era lo que yo quería evitar, pero ella se había negado.—Esto no se puede posponer hasta que la prensa se calme, si seguimos posponiendo la conversación con nuestra familia, la verdad terminará por salir a la luz de todos modos —había explicado Marcelene.Nos habíamos estacionado en un parque lejano a todo, un sitio donde era probable que nadi
Me armé de valor para volver a entrar a la mansión, la última vez que había estado allí no tenía el mejor recuerdo de mi padre, la frialdad con la cual se había dirigido a mí, el enojo en su mirada mezclado con la decepción, era difícil de olvidar.Me adentré conteniendo la respiración y caminé en dirección al despacho de mi padre cuando escuché pasos detrás de mí. Cuando me di la vuelta lo encontré parado a una distancia prudente, con un vaso en la mano, el poco cabello enmarañado, la camisa saliendo de su pantalón y la corbata un poco torcida.Parecía otro hombre diferente, como si un camión le hubiera pasado por encima y no sabía si debía de sentirme culpable de su estado, porque él era el tipo de hombre que no dejaba que nada le afectara.—Viniste —soltó con una voz temblorosa— Te estaba esperando justamente, sabía que ibas a venir, incluso cuando sabes que no quiero verte.—Tenía que venir, creo que lo correcto es que como mi padre…—No vuelvas a decir que soy tu padre —sentenció
La vida, castigo divino, como quieran llamarle, pero no me merecía esto, al final mi día no había comenzado como lo esperaba y probablemente tampoco terminaría de una muy buena manera. No había bastado con el hecho de que tuviera que estar soportando los enojos de Cecily, siempre que se molesta opta por hacer un poco más de lo mismo, sentarse en el coche todo el camino de brazos cruzados mirando a la ventanilla y sabe perfectamente que eso me fastidia.Puedo comprender su enojo, pero realmente la vida no me había colaborado en nada, ¿de qué tenía la culpa yo? No había elegido que una de mis empleadas creara una extraña obsesión conmigo, de hecho ni siquiera me había dado cuenta de ese hecho hasta esta mañana cuando toda mi vida comenzó a fluir de mal en peor.Ella lo había planeado todo y yo iba por la vida, incrédulo, creyendo que a cualquier empleada se le podría torcer un tobillo, estaba tan eufórico por un contrato que conseguí para la empresa, que se lo logré robar a la empresa
No había nadie en este mundo al que odiara más que a él, su porte arrogante, su sonrisa llena de sarcasmo, su actitud prepotente. Maxwell Jenkins me las pagaría, por hacer de mi vida un infierno en cada oportunidad, no le dejaría salirse con la suya.Había robado un proyecto en el que había trabajado por meses, siempre fui una mujer dispuesta a hacer mis mayores esfuerzos como CEO, tenía suficiente con la presión de ser una mujer en la industria a la cual siempre le dijeron que no podía hacerlo bien.Ahora tras perder ese cliente, mi padre amenaza con quitarme de la empresa, dice que no estoy capacitada para lidiar con la competencia, lo que me hace sentir como una inútil y todo es su culpa.Luego de haber tenido un día de mierda en la empresa, no podía sacarme el recuerdo de su sonrisa sarcástica de mi mente, siempre que lo veía era recordar un montón de sucesos que me han llevado a odiarle, siempre como todo hombre queriendo quedar por encima, pero ahora le tocaba conocer un poco má