También había un audio… como una despedida. Una grabación que sonaba a última voluntad. En ella, revelaba el verdadero corazón de mi esposo. Cómo, desde hace tiempo, se inclinaba por otra mujer. Y cómo yo, al final, decidí ponerle fin a este matrimonio absurdo.
La última frase de la voz en esa grabación era tranquila, pero rotunda:
—Si este vínculo fue una farsa desde el inicio, entonces los libero a ambos… y me libero a mí también.
Ese video, junto con el audio, desató una tormenta en las manadas de Obsidiana y Rosa Blanca. Las redes ardían. Nadie podía creer que la compañera del alfa Samuel hubiese desaparecido justo después de publicar todo eso.
Pero para entonces, yo ya me encontraba en los límites del Bosque Oscuro.
Allí construí una pequeña cabaña, una especie de refugio.
Lejos de las grandes manadas del centro, sin familia, sin Sam. Solo yo.
Una nueva vida.
Me asenté como sanadora, y nada tenía que ver con la mujer que solía ser: la que vivía temerosa, atrapada en una jaula hec