La noche había caído cuando Xavier entró a la habitación justo cuando Elizabeth terminaba de guardar las compras.
—¿Cómo te fue en la tienda de vestidos? —preguntó mientras se desabrochaba la corbata.
Ella guardó silencio, concentrada en quitar las etiquetas del bolso.
Xavier se desabotonó la camisa, dejándose ver con el torso desnudo.
—Póntelo—Xavier señaló el vestido — quiero ver cómo te queda —ordenó con tono firme.
—¿Qué? —Elizabeth reaccionó al fin.
—Obedece —dijo Xavier, acercándose y plantándose frente a ella. Su cuerpo quedó a la distancia perfecta para que sus ojos no pudieran evitar notar el bulto que sobresalía de su entrepierna.
Nerviosa, se levantó y tomó el vestido para ir al baño a cambiarse. Pero, antes de que pudiera dar un paso, Xavier rozó su brazo y ella se giró hacia él.
—Cámbiate aquí, delante de mí.
Elizabeth tragó con dificultad y, resignada, se quitó la ropa que llevaba puesta, mientras Xavier la devoraba con la mirada. La deseaba como a nada, su cuerpo lo vol