Capítulo 4

Búsqueda

La humedad del bosque calaba en los huesos, espesa fría como un susurro antiguo. Lía avanzaba entre ramas rotas y musgo húmedo, guiada por Sally, que olfateaba el suelo con precisión quirúrgica. A la distancia, otros perros y adiestradores patrullaban zonas asignadas, mientras las voces entrecortadas del walkie-talkie rompían la quietud con coordenadas y reportes.

-Equipo sur, sin novedades. Continuamos avanzando hacia el arroyo. -Informó una voz masculina.

-Entendido. Aquí equipo central, sin novedad, pendientes a cualquier rastro reciente.-Respondió Lía, con el aparato colgando de su chaleco.

Sentía la presión en este caso, aunque intentaba desconectar de sus problemas personales y volcarse a la búsqueda, se sentía nerviosa… la madre del niño estaba histérica cuando llegaron, lloraba y rogaba por su niño… el Sheriff le informó que no sabían exactamente cuánto tiempo llevaba fuera de su casa, ya que la madre lo había arropado pasadas las nueve de la noche y al despertar a la mañana ya no estaba. 

No era su primera búsqueda, pero sí la más inquietante. No solo por el caso, un niño de cinco años perdido desde la noche anterior en un bosque que ella no conocía;sino por la sensación de ser observada. Su olfato, aunque contenido en las prendas del niño, captaba algo más. Algo no humano.

-¿Qué pasa, chica? -Murmuró al notar a Sally detenerse en seco. Los músculos del animal estaban tensos, su hocico apuntando hacia un claro.

Lía frunció el ceño. Caminó hacia la zona, agachándose para examinar el suelo húmedo. Allí, apenas visibles, estaban las huellas de lobo: una pisada grande, demasiado familiar. Soltó la correa de Sally y pasó el dedo sobre la huella llevándola a su nariz. Kael. Lo reconoció. 

Pero no estaba solo, a pocos pasos de distancia había otras más pequeñas que parecían haber corrido en dirección contraria, como si huyeran.

“¿Qué haces aquí, Kael…? ¿A quién seguías?”

No hubo tiempo para más. A lo lejos escuchó como Sally soltó un ladrido corto y firme, el sonido claro de un hallazgo.

Corrió en dirección a su compañera.

Sally estaba frente a un tronco caído y hueco, ladrando con fuerza e intentando escarbar con sus patas delanteras. Lía se acercó despacio, hincándose en el barro con cuidado, y allí, entre hojas secas y corteza húmeda encontró un par de ojitos aterrados mirándola.

-Shh… ya está, cariño. Soy Lía. Estoy aquí para ayudarte. -Susurró. -¿Puedes moverte? ¿Estás herido? Sin obtener respuesta decidió meterse con cuidado, adentró su torso y extendió los brazos alcanzando y sacando al pequeño tembloroso.

Lo envolvió con su chaqueta térmica y acarició su cabello sucio y húmedo.

-Mamii… -El niño comenzó a llorar asustado y Sally se acercó pasando su lengua por la mejilla, calmando al niño. 

-Estás a salvo ahora. Te tenemos, no te preocupes, yo conozco a tu mami ¿Sí? 

¡Lo tiene! -Avisó Lía por radio. -Sally encontró al niño. -Repitió pasando sus coordenadas.

Mientras lo sostenía, su mirada se desvió otra vez al bosque… a las huellas que el barro aún no borraba. No solo el niño había estado en peligro esa noche. En el bosque, había cosas peligrosas como para deambular despreocupado. 

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La patrulla avanzaba por el camino que conducía de regreso a Hartville. El cielo comenzaba a teñirse de naranjas y púrpuras, y el cansancio se acumulaba en los hombros de Lía, aunque Sally dormía tranquila en el asiento trasero.

-Buen trabajo allá. -Comentó Ryan sin apartar los ojos del camino. - Sally es una estrella... pero tú también. Sin tu guía y trabajo con ella, jamás lo habríamos encontrado tan rápido.

Lía esbozó una sonrisa, agradecida por el éxito. 

-Gracias... fue un día largo. -Evitó extender el tema.

Hubo una breve pausa, y luego él volvió a hablar, con tono más personal.

-Sé que puede no ser el mejor momento, pero... ¿qué opinas de salir a cenar alguna noche? Nada complicado. Hay un sitio nuevo en el centro, tranquilo, buena comida.

Lía giró el rostro hacia la ventana fingiendo pensar. El ofrecimiento era amable, pero su mundo ahora era un caos, y Kael era parte culpable de ese torbellino.

-Gracias por la invitación, Ryan. Lo pensaré, ¿sí?-Intentó sonar amable.

Él asintió con una sonrisa.

Cuando llegaron, el sol casi se había puesto. Lía bajó con Sally en brazos y se despidió agradeciendo por el aventón. Pero al entrar por el portón, su estómago se tensó.

Kael seguía allí, a sus pies descansaba Bear muy tranquilo. 

-¿Qué demonios...? -Murmuró para sí muy extrañada. 

Ryan, que aún no se había marchado, bajó la ventanilla al verlo.

-¿Ese es… el tipo con el que hablabas esta mañana? ¿Por qué sigue aquí?

Kael los miró con la calma de un depredador descansando. Se levantó lentamente del banco del porche y caminó hacia ellos con aire tranquilo, pero Ryan frunció el ceño al instante.

-¿Es amigo tuyo? -Preguntó sin rodeos. Preocupado. 

-No exactamente… -Respondió Lía en voz baja. Debía solucionar esto, no quería que Ryan bajara del auto, pero sabía que era muy sospechoso como para que él se fuera dejándola sola con un loco parado en su casa. 

Antes de que pudiera dar más explicaciones, el rugido de un motor la interrumpió. El auto de Bonnie apareció entre los árboles, deteniéndose justo en la entrada. 

-¡¡Hola!! -La cantarina voz de Bonnie se escuchó nada más al bajar del coche. -¿Cómo les fue en el trabajo? 

Y entonces, los tres pequeños bajaron corriendo del coche, gritando “¡Mamá!” sin notar aún al hombre en el porche. Estaba agotada por el día, su cabeza trabajaba por una excusa que fuera creíble para Ryan y ahora los niños… Lía estaba desbordada. 

Kael los miró como si el tiempo se hubiera detenido, tres niños que compartían muchos rasgos, pero no eran idénticos, uno de ellos le resultó terriblemente igual a él y otro una copia de Lía de pequeña. 

Ryan también miraba a los niños con ternura,

Y Lía… Lía sintió que el mundo se le venía encima. Se dejó caer al suelo para recibir el abrazo de los pequeños que corrían a ella, pero al mismo tiempo su visión se volvió borrosa, su cuerpo no le respondía y su mente se desconectaba, estaba perdiendo el foco. 

Sintió el golpe de su rostro en el empedrado camino y escuchó las voces gritando, llamando su nombre. 

Kael ¿Porque estaba de regreso? si le prometió que se iría, confió en su palabra y le falló. 

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