De paseo
El bullicio dentro de la casa hizo sonreír a Lía.
-Será mejor que volvamos o uno de mis hijos puede aparecer sin un ojo. -Helena soltó una risa con la idea.
-O tal vez con el ojo de Jasper. -Helena se levantó primero y estiró los brazos con pereza.
-Vamos antes de que armen una revolución. Jasper es muy paciente, pero no tanto.
Lía la siguió por el sendero de grava que cruzaba el jardín trasero, sabiendo que sus pequeños probablemente estaban conquistando la sala como si fuera territorio enemigo.
Cuando abrieron la puerta corrediza, los ruidos se multiplicaron: Keith corría por el pasillo con un cojín como escudo, Eliot lo seguía con una cuchara de madera levantada en alto, y Aleck… Aleck estaba subido en el respaldo del sofá como si fuera el capitán de un barco.
-¡¡A cubierta!! -Gritó el pequeño, saltando con energía.
-¡Ositos míos! -Llamó Lía con voz de advertencia, aunque la risa le traicionó.
Los tres se congelaron, midiendo si estaban en problemas. Jasper apareció de