Jaqueline
La atmósfera entre nosotros estaba cargada de deseo e intimidad, suavemente iluminada por las luces empotradas que resaltaban los detalles de la ropa, los zapatos y los accesorios lujosos a nuestro alrededor. Alexandre me observaba completamente hipnotizado mientras yo me encaraba al espejo con la lencería roja. Sus manos grandes recorrieron mi cintura, deslizándose con firmeza y reverencia por mis caderas, subieron por mi abdomen y se posaron, audaces, sobre mis pechos.
Mi cuerpo estremeció bajo su toque, y por un instante cerré los ojos, sintiendo el calor que emanaba de su cuerpo pegado al mío. Alexandre presionó los labios en mi hombro desnudo, luego subió hasta mi cuello, aspirando mi perfume con intensidad. Sus ojos no abandonaban nuestro reflejo en el espejo. Un hombre alto, completamente tomado por el deseo.
—Te necesito… —murmuró, casi un gruñido.
—No deberías verme así… —respondí entre suspiros—. Todavía me estoy arreglando…
Pero mi sonrisa en el reflejo decía lo c