POV : Jessica
Tres días.
Tres malditos días sola en ese cuartucho infecto.
No se lo deseo ni a mis peores enemigas.
Y yo tengo muchas.
No había luz. Solo una bombilla parpadeante que colgaba de un cable podrido.
Las paredes chorreaban humedad y la colchoneta que me tiraron en el suelo estaba llena de manchas que no quise identificar.
Una rata me mordió en la pierna la primera noche. Me desperté gritando. Otra se me subió al cuerpo mientras dormía y sentí sus uñas frías rasgándome la piel.
Me pasé una hora llorando, sola, abrazada a mis propias rodillas.
Y lo más asqueroso de todo…
es que yo todavía pensaba en él.
Alexander.
Pensaba en sus manos. En su voz. En cómo solía mirarme cuando yo era su favorita.
Pensaba en lo que habíamos sido.
En lo que podríamos haber sido… si esa perra no se hubiera metido en el medio.
Yo fui leal.
Siempre.
Silenciosa. Discreta.
Estuve a su lado cuando nadie más lo comprendía. Cuando todos lo temían, yo me entregaba por completo.
Y él me encierra.
Me tira