POV: Carttal Azacel
La noche estaba cargada de tensión. El aire olía a pólvora, miedo… y rabia. Mi rabia. Esa que me había mantenido con vida todos estos años. Esa que me trajo hasta aquí, a la maldita finca de Alexander.
No esperé. En cuanto vi a los primeros guardias, apreté el gatillo sin vacilar. Cada disparo era una promesa. Una advertencia. Uno a uno fueron cayendo. Algunos corrieron. Otros intentaron dispararme de vuelta, pero no sabían con quién se estaban metiendo.
—¡BAJEN LAS ARMAS! —grité mientras avanzaba entre la humareda, con pasos firmes, la mirada fija en la puerta principal.
Y entonces lo vi.
Alexander.
Salió con el rostro desencajado, con su arma en mano, y los ojos brillando con furia. No parecía sorprendido. Parecía poseído.
Yo avancé sin miedo. Con el corazón desbocado, sí, pero sin miedo. Este momento lo había soñado muchas veces… pero jamás imaginé sentir tanto dolor al vivirlo.
—Sorprendido de verme vivo —le dije, con una media sonrisa cargada de veneno—. Pens