POV : Alexander Líbano
El olor a humo aún flotaba en el aire, denso, asfixiante. La finca ardía. Mis tierras. Mi casa. Todo reducido a cenizas por culpa de una mujer que jamás debió desafiarme.
Observaba el fuego consumiéndolo todo, las llamas lamiendo los últimos vestigios de control. Y sin embargo, no era el fuego lo que más me quemaba por dentro. Era ella.
Aslin.
—Señor —la voz temblorosa de uno de mis hombres interrumpió mis pensamientos.
Me giré lentamente, con los dientes apretados. Ya sabía que no traía buenas noticias.
—No hay rastro de ella —dijo, evitando mi mirada—. Revisamos la finca… los pasillos, las habitaciones secretas… todo. Se quemó casi por completo. No queda nada.
Mi respiración se volvió más lenta, más pesada.
—Entonces… se escaparon —murmuré, y la furia me subió por el pecho como un río envenenado—. Esa maldita… se escapó.
Cerré los puños. Sentí las uñas clavarse en las palmas. ¿Cómo lo había hecho? ¿Cómo había huido con los niños, con todo el maldito caos alre