21. La verdad frente al fuego
El zumbido del aire acondicionado era el único sonido constante en el despacho. Allá afuera, el club se agitaba con luces, risas y música, pero Hugo permanecía inmóvil, como si su oficina fuera un búnker diseñado para mantenerlo a salvo del mundo.
Pero no del pasado.
Se apoyó en el escritorio, los nudillos blancos de apretar con demasiada fuerza el borde de madera oscura. Frente a él, las fotos seguían ahí, desparramadas como migajas de una historia que ya no quería recordar. Ana sonreía en cada una, radiante, despreocupada, con Valente muy cerca. Demasiado cerca.
Le hervía la sangre con solo mirarlas.
—¿Qué carajos estás haciendo aquí? —murmuró al vacío, como si las paredes pudieran responderle.
Desde que Javier le entregó la lista actualizada de invitados, un torbellino había comenzado a girarle dentro. Lourdes Da Silva, Valente Carvalho... y ella. No necesitaba más pruebas. Estaba aquí.
La idea de bajar a enfrentarla le había cruzado por la mente como un rayo, pero no dio un solo p