—Entonces... ¿puedes venir a verme mañana? —preguntó él.
Julia dudó unos segundos:
—Mm, lo pensaré. Si tengo tiempo, iré.
—Ven mañana por la tarde. Enviaré a alguien para que cuide a tu padre en la Mansión Gómez, y le diré a Luz que prepare algo que te guste...
Ella aún no había aceptado ir, y él ya estaba haciendo planes. Julia pensó que era muy presuntuoso. ¿Cómo sabía que realmente iría?
Sin embargo, sintió una extraña dulzura en su corazón. Sonrió y colgó el teléfono. Después de colgar, su estado de ánimo mejoró. Cerró los ojos y se quedó dormida poco después.
Al día siguiente, Diego tomaba el sol en el jardín. Julia, al verlo tan relajado, se sintió tranquila y fue a la cocina a preparar el desayuno.
Mientras cortaba el brócoli, recordó inexplicablemente que a Andrés no le gustaban las verduras, y entonces cortó una gran cantidad de brócoli.
Originalmente iba a preparar el desayuno para ella y su padre, pero sin darse cuenta terminó haciendo mucha comida. Al final, resignada, dijo