Entonces, ¿por qué sentía que se le derretía el corazón al escuchar el apelativo cariñoso murmurado por los tentadores labios de Justin?
-¿Hannah?
La voz de Justin la sacó de sus pensamientos. Parpadeó.
-¿Qué? -entonces se acordó de la pregunta, y respondió con absoluta sinceridad-. Oh... sí, te deseo, Justin -admitió, extendiendo los dedos entre la mata de pelo oscuro.
La suave risa de Justin llegó cargada de felicidad. Soltándole las nalgas, Justin dejó colgar los brazos a ambos lados.
-Entonces tócame, dulce Hannah. Soy todo tuyo.
Hannah aceptó la invitación apretando la boca contra la de él.
Sin romper el contacto, Justin la separó de la pared, y la llevó en brazos a través del pequeño comedor en direcció