Miré con expectación a los dos lobos: debían de ser gemelos porque eran casi idénticos.
— No sabemos mucho, Alfa. Sólo son leyendas e historias vagas...
— Nuestra madre siempre nos contaba una especie de cuento. Nosotros creíamos que eran mentira...
— Hasta que hemos visto todo lo que haces.
— Ya no creemos que sea mentira, Alfa. — terminaron diciendo los dos a la vez. Les miré con curiosidad.
— ¿Por qué creéis que un cuento puede interesarme?
— Porque estamos convencidos que es algún tipo de profecía que habla de ti, Alfa.
— ¿Y eso cómo es posible?
— La familia de mi madre tuvo una gran amistad con una familia de Benditos que desapareció en la Segunda Guerra Alfa.
— Uno de aquella familia decían que podía ver el futuro pero que sólo podía contar una parte de forma extraña.
— Así que un día le habló a nuestra antepasada de una visión que no debía ser olvidada.
— Una visión que debía sobrevivir al paso del tiempo.
— Una visión que debía contarse en el momento adecuado a su destina