Murray.
-” No me importa, como lo hagas como si tienes que asaltar el juzgado o infiltrar a alguien en esa sala, pero quiero que me cuentes de una vez lo que está pasando, pon a tus hombres a trabajar.”- fue la orden que di a mi persona de confianza, mientras viajaba de Nueva York a Londres, en mi avión privado.
Normalmente no suelo recurrir a mi más fiel empleado, en Escocia, ni suelo usar mi otra identidad, una identidad que he ocultado a todos, incluido a la mujer que amo, de hecho, sólo la conocen Oliver, y Finlay, eso es porque como ellos estaban a mi lado cuando me fue revelada, cuando los tres estudiábamos en Eton, cede escolar de los vástagos de la elite noble del Reino Unido.