Andrew y yo somos un manojo de caricias, nuestras manos se esparcen por todos nuestros cuerpo mientras nos besamos apasionadamente. Esto es diferente, siento una emoción en mi pecho, burbujeando.
Me hace vibrar el cuerpo y erizar la piel, siento que puedo estallar por tanto deseo. No, definitivamente no era normal, con Brent nunca se sintió así. Si lo deseaba y me excitaba, pero jamás me sentí como si pudiera perder el control de mi misma en medio de tanta lujuria. Andrew y yo caminamos hacia la cocina, el lugar más cercano a la entrada. Me dejó sobre la encimera y abrí mis piernas para que entrara. Sus manos estaban en mis caderas y envolví mis brazos en su cuello, queriendo que nuestros cuerpo se tocaran por completo.
Su lengua en mi boca me hace el amor, entra duro, pero es gentil y suave, entrelazando se con la mía.
—Dios, te ves tan hermosa —gruñe Andrew, echando mi cabeza hacia atrás.— Estoy un poco cansado de tener que repirmirme cerca de ti.
Beso rápidamente sus la