AMARA CORTÉS.
Espera una respuesta por mi parte pero no puedo pronunciar palabra.
Si, soy una cobarde y si, voy a seguir siéndolo.
— Porque he querido hacerlo. —Contesto poco después. — Y no tienes derecho a reclamarme.
— ¿Es lo único qué me dices?
— Es la única realidad. —Liam mira a Aaron, mueve la cabeza y se da media vuelta.
— Que seáis muy felices.
Aaron me coge de la mano y me lleva hasta el porche. Corro un gran peligro cerca de Liam y mucho más si es a la vista de todos.
— Ya ha entrado en su casa. —Me susurra— ¿Por qué no se lo has dicho?
Silencio.
Aaron se sienta a mi lado.
— Podrías haberle dicho que te han obligado. Que simplemente has aceptado por tu madre y que no me quieres.
— ¿Para qué? De todos modos habría imaginado mil cosas y no me creería. —Aseguro con la cabeza agachada— No puedo decirle que he aceptado porque casi confieso mis sentimientos por él.
— ¿Y quieres guardarte lo qué sientes eternamente?
— Si.
— ¿Sabes? Ocultarlo solo te engancha más a la otra p