Capítulo 83. Te han drogado
El clic del ascensor hace reaccionar a Isabella, quien parpadea lentamente, como si el sonido hubiese perforado la burbuja invisible de desorientación en la que ha estado flotando durante los últimos minutos. El último piso. El lugar más alto del edificio del clan Arrabal. El aire es más frío aquí, pero su cuerpo, en cambio, arde.
Se arrastra fuera del cubículo con un esfuerzo que la hace sudar. Su vista está borrosa, casi no distingue las líneas del piso ni los muros que conoce tan bien. Aun así, su cuerpo se mueve con inercia. Este lugar es su espacio. Lo ha caminado tantas veces que podría moverse con los ojos cerrados, y eso es, en efecto, lo que está haciendo ahora.
A tientas, guiada por su memoria, llega diez minutos después al escritorio que suele usar. Se deja caer, pero el frío de la superficie no le da consuelo. Al contrario, todo su cuerpo vibra, como si estuviera bajo el efecto de una fiebre furiosa y silenciosa. Se aferra al borde del escritorio, intentando recobrar el co