Bella se encuentra de pie en el salón principal de una tienda exclusiva, frente a un espejo de cuerpo entero. La tela blanca del vestido de novia se extiende a su alrededor como un río de luz. La diseñadora, conocida por su agenda saturada y sus precios elevados, ha hecho una excepción especial para ella. El pedido se realizó a último minuto, pero, tras días de trabajo sin descanso, logró cumplirlo. El resultado es extraordinario.
La prenda parece salida de un cuento de hadas. Cada costura está impecablemente trazada, los bordados brillan con discreción y la falda cae con una elegancia que le quita el aliento. Bella se observa, maravillada, y sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas. Al principio intenta contenerlas, pero no puede. La emoción la supera. Llora en silencio, y luego los sollozos la sacuden con más fuer