Bella llega a su casa y se dirige directamente a la ducha después de pedirle a la empleada que le prepare una sopa liviana. El vapor caliente del agua le ayuda a despejar la mente, aunque no del todo. Se ducha con rapidez y, al salir, busca ropa cómoda. Hoy no piensa ir a la empresa, a menos que algo urgente requiera su atención. Ya avisó a Amalia para que se encargue de todo.
Al bajar a la sala, se sorprende al encontrar a Esteban sentado en el sofá, hojeando unos papeles.
—¿Qué haces aquí? —pregunta, frunciendo el ceño—. Pensé que ya estarías en tu oficina.
Él levanta la vista y la observa de arriba abajo. Bella lleva puesto un conjunto sencillo, nada formal.
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