El silencio se apodera de la sala tras el inesperado gesto de Benedict. Todos se quedan paralizados. Apenas unos segundos después, él empieza a tener arcadas. Su cuerpo se encorva y su rostro se retuerce. Bella reacciona de inmediato, se levanta de forma brusca y lo sostiene antes de que caiga al suelo. Lo mira de cerca. Su rostro está completamente pálido y en su frente aparece un sudor fino, casi imperceptible, pero revelador.
—¿Qué le diste? —grita, mirando directamente a Alba—. ¿Qué le pusiste al vino?
El tono de su voz atraviesa el aire. Está alterada, asustada. Todos se levantan de la mesa, pero nadie dice una sola palabra. El mutismo general la enoja aún más.
Bella busca el celular de Benedict en su chaqueta y marca