Capítulo 14. Él es inocente
El rostro de Isabella se pone más pálido de lo normal. Retrocede un paso y su espalda choca contra la pared. Niega.
—Me gustaría saber qué hará el jefe si le cuento que la vi espiándolo.
—Pero yo no…
—No lo niegue, pude ver el momento exacto que se colocó aquí y estaba escuchando. ¿Sabe qué les sucede a los que lo traicionan?
—Fue sin querer… yo… solo…
—Isabella, ¿ya le entregaste al jefe los documentos? —interrumpe Lucinda de manera deliberada, al notar que ese guardia estaba incomodando a Isabella—. Él está esperando la carpeta desde hace rato, se enojará más si se da cuenta de que estás aquí parada y no entras de una vez.
El hombre le da una mirada de advertencia a Isabella antes de marcharse a su sitio.
Isabella hace un asentimiento hacia Lucinda, quien a su vez le dedica una mueca de fastidio al guardia. Ella toca la puerta un par de veces y abre.
—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunta Benedict cuando levanta la vista y la ve.
—Vine a trabajar, tal como tu madre me mandó. —