Capítulo 13. Espiando al jefe
Isabella sale de la mansión y llama a Megan, tal como habían quedado ayer.
—Hola, Bella. ¿Ya fuiste a la clínica o quieres que pase a recogerte para irnos juntas? —La pregunta de Megan aumenta la amargura de su amiga.
—Para eso te llamo, Megan. Lo he pensado mucho y… creo que no quiero hacerlo.
Un suspiro cansado se escucha del otro lado del teléfono.
—Bella, ya hablamos de eso. No puedes tenerlo, al menos que quieras condenarte a ti y a tu familia. Piensa bien, por favor. Sabes que voy a apoyarte en lo que decidas, pero como tu amiga debo ser sincera contigo respecto a las consecuencias.
—Lo sé, Megan, pero me siento mal de solo pensar que estaré condenando a quien no tiene la culpa de nada. Él es inocente, no tiene que pagar por lo que ese hombre y yo hicimos.
—¿Entonces, ya estás decidida a quedártelo? Te queda poco tiempo.
—No. Tengo mucho miedo, amiga.
Otro suspiro.
—Está bien, espérame allí, pasaré por ti. Iremos a una cafetería, tomaremos una enorme taza de café con un troz