Benedict abre la boca para decir algo, pero Bella no le da oportunidad.
—Cuando este trabajo en conjunto termine, no volveremos a hacer otro. Por favor, mantente alejado de mí.
Con voz firme, sin temblores ni espacio para interpretaciones, Bella se adelanta, abre la puerta y se marcha sin mirarlo. No le deja oportunidad de explicarse, de responder o siquiera de retenerla un instante más. Su figura se pierde en el pasillo, y Benedict queda inmóvil, observando cómo se aleja.
Siente un vacío en el estómago. Pensaba que habían avanzado un poco, que los últimos gestos entre ellos, los cuidados mutuos, el beso, eran pasos hacia una reconciliación. Pero se equivoca. Bella habla en serio. Lo ve en su actitud, en su voz, en su distancia. Cada palabra suya e