Cuando Bella sale de la sala de curaciones, lo primero que ve es a un paciente siendo trasladado en una camilla. Por instinto, se aparta para dejar paso y mira a ambos lados, buscando con la mirada a Benedict. Él le aseguró que la esperaría allí mismo. ¿Acaso mintió? ¿Ya se fue?
Frunce el ceño, incómoda. No sabe por qué, pero la idea de que Benedict se haya marchado sin decir nada le molesta más de lo que quiere admitir. Hace apenas un momento parecía genuinamente preocupado por ella y ahora, simplemente desaparece. Le cuesta procesarlo sin sentir un nudo en el pecho.
Abre su cartera con movimientos tensos, saca el celular y revisa. Ningún mensaje. Nada. No quiere parecer malagradecida, así que le escribe: “Ya salí de la sala y como no te encontr&eacut