AMELIA LEAL
A la puerta automática del aeropuerto principal de Madrid se abre y se dispara una secuencia de flashes, mamá se tapa la cara con su bolso y apresuro mis pasos hacia nuestro auto.
— Permiso. — Pregunto a un periodista que trata de impedir mi paso, haciendo una secuencia de preguntas inoportunas.
— Amelia, ¿cómo está tu hermana?—pregunta uno de ellos, clavándome una especie de grabadora en medio de la cara.
Grunt, cansado de ser cortés y usar la brutalidad para ahuyentarlos.
¿Cómo saben de Aurora si yo me enteré hace menos de una hora?
— ¿Tu madre sabe de la muerte de su amante? otro pregunta y yo gruño, empujando mis manos y finalmente tocando la manija de la puerta del auto. La abro y entro seguida de mamá.
— ¡Malditos buitres!— Mamá gruñe mientras se sube al auto y da un portazo, quitándose las gafas de sol.
— ¿Cómo supieron de nuestra llegada? —pregunto, aún mirando con incredulidad la cantidad de periodistas afuera del auto.
Se gira para mirarme, medio insegura de si l