Capítulo 98 —Me metí con la hija de mi esposa…
Narrador:
La tarde avanzaba lenta, cargada de esa tensión muda que se instala cuando uno de los dos se prepara para irse. Cedric se había duchado, ya estaba vestido, con la camisa abierta hasta la mitad, buscando en silencio sus llaves y el celular. Desirée lo observaba desde la puerta del dormitorio, recostada contra el marco, solo con una camiseta suya que le caía hasta medio muslo.
—¿Tienes todo? —preguntó ella, sin moverse, sin pestañear.
—Creo que sí —respondió él, sin mirarla aún —Voy a estar solo uno de días.
—Ajá.
El silencio se instaló otra vez. Ella seguía con los brazos cruzados sobre el pecho, las piernas desnudas, el cabello despeinado, y esa forma de mirarlo que podía quemarlo vivo.
Cedric finalmente levantó la vista. Y entonces, la vio. Esa mirada, esa boca apenas entreabierta. Ese cuerpo cruzado contra la puerta como una provocación silenciosa.
—¿Por qué me miras así? —preguntó, en voz baja.
Desirée se separó del marco con